Sobre el cambio y la esperanza

A veces, cuando algunos políticos trasnochados toman medidas anti populares o injustas, o cuando algunos delincuentes, como hoy, toman la ciudad de rehén para destrozarla con la excusa de la ira, me desmoralizo.
Lo reconozco, me hace mal la intolerancia, la agresión, y vivir rodeado de patoteros, de los políticos y de los que van con capuchas a incendiar todo. Son de la misma raza, la de los delincuentes. El fin no justifica los medios. 

Sobre el cambio y la esperanza

Y, supongo, como muchos, nos preguntamos, ¿cuándo irá a cambiar?, con la secreta respuesta que nunca decimos pero mascullamos sin que nos oigan: «-Nunca, que querés con estos _______________» y así seguimos.
Y recurrimos a la esperanza. Ah… no perdamos la «esperanza».
Nada menos responsable que la esperanza. Digo, si vamos al concepto generalizado, la esperanza es siempre que los otros cambien, que cambie la realidad, que las cosas se hagan distinto.

Vivo, como alguno de ustedes, en un país de mucha corrupción. Como otros, en una ciudad donde además de políticos, una casta de bravucones tiene por rehén a la municipalidad, saboteando una y otra vez cualquier intento de mejora que no redunde en más empleados, mas caja y dinero que maneje el sindicato. Triste, la realidad con la que convivimos siendo argentinos.

Es que el espacio para el cambio no es la esperanza, sino la acción. Los que provocaron el cambio fueron locos que se atrevieron a hacer las cosas distinto, a pensar a su modo, a desafiar el orden establecido. No solo el «social», sino lo que se pensaba que se podía o no se podía hacer.
Aquellos que desearon que algo cambiara tomaron el toro por las astas, y lo cambiaron, sin demasiado cuidado.

Hace un par de décadas un funambulista francés, soñó con cruzar el Empire State. Estaba prohibido, no se podía hacer. Los vientos, las imposibilidades técnicas lo hacían imposible. Hasta que un loco lo soñó, y contagió a otros locos, y con ese contagio idearon la manera de demostrar que el hombre podía hacer semejante hazaña. Se entrenó, lo estudiaron y durante un par de años se prepararon para hacerlo. Esto quedó plasmado en un documental, que con gran belleza reconstruyó la locura, la hazaña que estos locos demostraron si era posible. Visión, equipo, entrenamiento y plan de ejecución. Visión que luego deriva en acción. Aquí el documental:

Hace poco, Felix Baumgartner decidió ir a la estratósfera y saltar.
Algo que nadie había intentado hasta ahora. Hizo lo necesario, se entrenó, desarrolló la idea, tuvo sus sponsors y después de varios años, lo hizo. Tuvo miedo, estuvo en peligro. Lo logró. Vean el video, en HD, tomense 8 minutos para apreciar la hazaña:

Por eso hoy, para contrarrestar la violencia, me lleno de historias que me inspiran y empujan hacia adelante.

Estamos mucho más cerca de cambiar las cosas de lo que creemos.
Solo hace falta tener el coraje de hacer lo necesario para que una idea se vuelva realidad. Y saltar.

Autor: Juan Manuel Lucero

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